domingo, 26 de septiembre de 2010

Quizás, un nuevo tipo de batería: Baterías Orgánicas...

Los expertos en química Christopher Bielawski y Jonathan Sessler han llevado adelante una investigación, publicada en el último número de la revista Science, que permitiría construir baterías utilizando materiales 100% orgánicos. El secreto de estas nuevas baterías son dos moléculas que pueden juntarse e intercambiar electrones, pero sin convertirse en un nuevo compuesto. En general, cuando dos moléculas se encuentran, intercambian electrones y se “unen” formando una nueva molécula. En otros casos, el proceso de transferencia de electrones crea una molécula con una carga positiva y otra molécula con una carga negativa. Como las moléculas con cargas opuestas se atraen, también terminan juntas formando algo nuevo. El desarrollo de las nuevas baterías orgánicas, más livianas y sin metales pesados, funcionarían gracias a esta nueva manera de transferir electrones entre dos moléculas. Según sus creadores, este sistema también representa un gran paso hacia la creación de la “fotosíntesis artificial”, un sistema en que el combustible se podría generar directamente del Sol, de la misma forma que lo hacen las plantas verdes. “Estas moléculas poseen una especie de resorte capaz de separarlas una vez que han interactuado entre sí”, explica Bielawski. “Después de que la transferencia de electrones ha tenido lugar, se producen dos moléculas de carga positiva, que se repelen como dos imanes que enfrentan el mismo polo. También implementamos una especie de interruptor químico capaz de permitir que el proceso de transferencia de electrones en la dirección opuesta”, continúa.


Sessler, coautor del artículo, añade: “es la primera vez que se ha logrado el intercambio en dos direcciones de un flujo de electrones a escala molecular.” Estas moléculas son la clave para construir una batería orgánica eficiente y liviana. Bielawski sueña con un “un iPhone más delgado y ligero, cuya batería orgánica no solo evita dañar el medio ambiente sino que proporcionase carga para utilizarlo durante un mes”. Su trabajo podría hacer su sueño realidad. Las moléculas desarrolladas por estos investigadores están funcionando suspendidas en una solución. El paso siguiente será demostrar que esos procesos también pueden tener lugar sobre una película, algo indispensable para poder convertirlas en una batería funcional. La naturaleza de este tipo de compuestos hace posible construir baterías no solo más livianas y “verdes”, sino que podrían ser más delgadas, de cualquier forma imaginable, capaces de almacenar más energía que las convencionales, la cereza del postre, ser más seguras y más baratas de producir.

“Estoy muy emocionado por haber encontrado este tipo de transferencia de electrones, ya que podría utilizarse en la construcción de un dispositivo de fotosíntesis artificial”, dice Sessler. Sin dudas, lograr algo así no solo representaría un gran paso adelante para la ciencia, sino que podríamos reemplazar las actuales celdas solares por dispositivos análogos a las plantas, pero artificiales. Solo nos resta esperar y ver si, esta vez, la investigación teórica logra convertirse en un producto comercial viable.



Parte de prensa en Universidad de Texas

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